El 19 de junio de 2024, Roberto Luque, ministro de Energía de Ecuador, convocó a una conferencia de prensa urgente para abordar el significativo apagón que afectó al país desde las 15:15 horas de ese mismo día.
Luque comenzó por señalar que el apagón se originó a las 15:17 con un ‘black out’ en el sistema eléctrico nacional, lo que llevó a la activación inmediata de un comité de crisis, la raíz del problema fue identificada como una falla en la línea de transmisión Milagro-Soray, que desencadenó una serie de eventos en cadena al redistribuir la carga energética por otras líneas, impactando severamente varias plantas generadoras, este colapso del sistema eléctrico nacional no solo tuvo repercusiones locales, sino que también evocó comparaciones con un evento similar ocurrido en 2004, subrayando así la fragilidad estructural persistente en la red eléctrica ecuatoriana.
Enfatizando la evitabilidad del incidente, Luque atribuyó los problemas a la falta de inversiones adecuadas en infraestructura energética durante años, este diagnóstico crítico esbozó un llamado urgente a la acción para fortalecer y modernizar la red eléctrica del país, con miras a prevenir futuras interrupciones masivas del servicio.
Roberto Luque subrayó la urgencia de resolver la falla reportada por el Operador Nacional de Electricidad (Cenace), responsable de confirmar que la falla en la línea de transmisión desencadenó una desconexión en cascada, paralizando efectivamente el suministro energético a nivel nacional.
Este evento siguió a un corte sorpresivo en Guayaquil y numerosas quejas en otras regiones de Ecuador, resaltando la necesidad crítica de restaurar rápidamente el suministro y fortalecer las medidas preventivas contra futuros incidentes, especialmente en respuesta a las condiciones climáticas variables que recientemente afectaron la generación hidroeléctrica en la Sierra ecuatoriana.