En varios países de la región, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta para devolver la vida a los muertos. En el Ecuador, en cambio, se usa para dar voz a las personas desaparecidas. En ambos casos, la psicología levanta banderas rojas.
Alexandra Córdova no ha visto a su hijo, David Romo, en once años. Ni la Policía ni la Fiscalía han podido descifrar qué ocurrió la tarde del 16 de mayo de 2013, en el norte de Quito, cuando no se supo más de aquel joven que desapareció mientras se trasladaba a su casa en San Antonio de Pichincha.
Desde entonces Alexandra vive de sus recuerdos. Fotos, videos y un audio son sus reliquias. En 2023 unió todo eso y, con ayuda de la IA, hizo que David se comunicara con ella.
No solo lo escuchó, también observó sus gestos, como cuando interactuaba con ella, la última vez, hace once años. En un video corto, su hijo le dice que quiere abrazarla y festejar su cumpleaños.
A Alexandra el corazón le dio un vuelco abrupto cuando vio cómo la fotografía de David se movía, pestañeaba y sonreía. A pesar de que la voz no es idéntica a la de su hijo, la madre dice que lo sintió más cerca que nunca. El video llegó a toda la familia. Hubo llantos de emoción y también de tristeza por la ausencia.
Desde ese momento, Alexandra sube a sus redes sociales las grabaciones con David hablando sobre regresar con su familia y pidiendo a la Policía y a la Fiscalía que lo busquen hasta encontrarlo. “Aquellos que deben hacerme justicia no lo hacen, ¿por qué quienes tienen el deber de encontrarme no me encuentran? No sé si en verdad me buscan”, se escucha en una de las filmaciones.
Una vez en el ecosistema digital, el video de David se viralizó. A partir de esta publicación, más familiares de personas desaparecidas empezaron a replicar y, por ejemplo, en X tuvo más de cuatro mil reproducciones.
Otro de los casos en los que también se utilizó IA para traer al presente a alguien desaparecido fue el de Juliana Campoverde. Las últimas noticias sobre su paradero la ubican en el sur de Quito, en julio de 2012. El pastor de la iglesia a la que asistía Juliana fue procesado como responsable de secuestro extorsivo y muerte.
La Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec) también publicó un video de ella hablando sobre lo que ocurrió. Se trata de una foto en la que mientras gesticula cuenta que desde pequeña quería ser cantante y que su amor por Dios la llevó a formar parte de una iglesia en la Biloxi, un barrio del sur de la capital. Además, asegura que los pastores de este templo evangélico fueron quienes la desaparecieron, minutos después de que se despidió de su madre. “Hace once años no puedo decirle a mi mamá que la amo (…) Ayúdame a vivir en tu memoria”. En esta grabación, que también se popularizó en redes sociales, Juliana habla de sus planes: graduarse del colegio y luego ir a Argentina para estudiar una carrera.
En el ámbito judicial, el caso de Juliana marcó un precedente porque se convirtió en el primero en ser resuelto penalmente en un contexto de desaparición, pues el pastor fue sentenciado a veinticinco años de cárcel. Sin embargo, el cuerpo de la joven no aparece hasta hoy.
A la madre de Juliana no le agrada mucho el video de su hija creado con IA. Sin embargo, está convencida de que eso ayuda a que la gente tenga un mensaje personal que trascienda el simple afiche. “Fue feo porque no tenía su voz exacta, pero creo que sí funcionó para dar un mensaje sentido”.
Para Elizabeth, la IA les dio una herramienta de presión. “Esto nos ayuda a visibilizar nuestro caso y que la sociedad se sensibilice”. Su esperanza es que, con este tipo de recursos, el Estado se vea increpado con más fuerza. Ella y las otras madres y familiares confían en que el impacto de ver hablar a sus desaparecidos sea como un balde de agua fría que despierte del letargo a unas instituciones de las que no ven acciones concretas.
Los videos de David Romo y de Juliana Campoverde se hicieron con apoyo de la Asfadec. Lidia Rueda, la representante de esta organización, asegura que planean continuar con este tipo de trabajos; para ello se ha unido a una red internacional de asociaciones de personas desaparecidas. En este grupo están Colombia, México, Argentina, Brasil, España, entre otros. Rueda cuenta que bajo esta figura han replicado acciones que se hacen con IA en esos países.
Por ejemplo, hace unos meses empezaron a trabajar con México para crear progresiones de retratos. Esto quiere decir que con IA colocan una foto de una persona que desapareció hace diez años y muestran cómo se vería en la actualidad. En el Ecuador ya han hecho esto, en los casos de Telmo Pacheco y Giovanna Pérez. Los dos están reportados como desaparecidos desde hace diez años. Aunque las familias aún no han tenido resultados, no pierden las esperanzas de que la IA ayude a ubicarlos. De hecho, en Colombia hay reportes de personas que han aparecido después de 52 años tras la publicación de imágenes actualizadas con IA. Lo mismo ha ocurrido en México y Centroamérica.
Hablar con los muertos
En Estados Unidos, España, Argentina y Chile se han desarrollado programas de IA para interactuar con los seres queridos fallecidos. Por ejemplo, en meses pasados, Internet explotó con el testimonio de David Hosting, un profesor de programación neurolingüística argentino. Él creó un chatbot con IA para hablar con su hijo Bryan, de veintinueve años, que se accidentó en su moto y murió en junio de 2022. Para su padre, la pérdida fue muy difícil de sobrellevar y, por eso, al poco tiempo, decidió crear este chatbot con la voz de su hijo. Conversa con él al menos una vez por semana y en su canal de YouTube se puede ver un video de una de esas charlas:
—David: ¿Cómo estás?
—Bryan (mediante IA): Hola, papá. Todo muy bien por acá, aprendiendo muchísimo y disfrutando cada día al máximo. La vida sigue y cada día es una oportunidad para crecer y ser más feliz.
La conversación avanza y David le dice a su hijo que sabe que está en el cielo junto a su abuelo y que es bueno conversar con él a pesar de que no está físicamente. El chatbot le responde de forma singular: “Sí, lo sé. Es genial que me sientas cerca y puedas conectar conmigo en este plano. Estoy junto al abuelo y te mandamos un gran abrazo. Siempre estaré contigo, aunque no nos veamos físicamente”.
En Estados Unidos se calcula que ya existe una veintena de compañías de IA con funcionalidades para recrear a personas fallecidas. A pesar de que no hay una estadística clara sobre este uso, los reportes de prensa de esa nación dan cuenta de que en los últimos años se ha acelerado la creación de este tipo de perfiles. Incluso, estudios como el de la firma Kenos indican que el interés por los chatbots aumentó en 160 % en el último año.
Pero, ¿cómo se crean estos chatbots? En el caso de David la tecnología que usó para recrear la voz de su hijo Bryan se llama Charter IA. Es una aplicación que funciona a través de la huella digital, sombra digital o huella electrónica, enunciados que se refieren a lo mismo: el rastro que dejan las personas al navegar en Internet. Es el camino de migas de Hansel y Gretel, hecho a punta de publicaciones en redes sociales, suscripciones a boletines o canales de video, compras o reseñas en línea. No siempre el internauta es consciente de que está dejando ese rastro. Y es que sin que se sepa, a través de las famosas cookies, las páginas digitales recaban información del navegante.
Tecnicismos más, tecnicismos menos, lo cierto es que esa huella digital es la materia prima de los chatbots programados para imitar tanto el estilo de vida como la forma en que pensaba alguien que ha muerto. Según cita The Conversation, Eugenia Kuyda y Muhammad Ahmad comenzaron a desarrollar los griefbots (robots de duelo) para ayudar a transitar por la pérdida de un ser querido. Los programadores presentan estos softwares como una “versión moderna de los rituales de duelo y las formas clásicas de recuerdo, como un funeral o un álbum de fotos”.
Según sus creadores, estos bots tendrían una función psicológica positiva, ya que propician una forma de interacción que permite conmemorar la vida y a su vez mantener la memoria del fallecido. Pero, ¿qué opinan los entendidos en psicología?
El dilema clínico
El uso de la IA para buscar a personas desaparecidas o acercarse a los seres queridos que han muerto ha abierto un debate clínico. En la comunicación digital ya se emplea la palabra duebots, que son los softwares que ayudan a enfrentar el duelo. Desde la psicología y la neurolingüística hay posiciones enfrentadas sobre este tema. En el Ecuador los profesionales ven a la IA como una herramienta que podría ayudar a sobrellevar ciertas fases del duelo. Pero otros consideran que usar duebots alarga el duelo y mantiene la esperanza en los familiares de quien ha muerto.
Por ejemplo, la psicóloga clínica y terapeuta de duelo, Indira Ullauri, piensa que traer virtualmente a una persona de vuelta al este plano terrenal es una forma de negarse al duelo. “Sería como vivir una ficción para evitar que la mente pase por este proceso”. La especialista reconoce que despedirse abruptamente de un ser querido provoca un estado de tristeza que necesita tiempo para ser trabajado.
Para Ullauri, la pérdida de un hijo es un duelo complicado que puede volverse patológico, algo que también les pasa a los familiares de personas desaparecidas. La incertidumbre de lo que sucedió con su ser querido es muy complejo de tramitar mentalmente. Por eso, aunque no está convencida de que los videos creados con IA sean la mejor opción, no niega que sí pueden servir en la fase inicial de una terapia. Es decir que sean parte de una actividad en la que el paciente exprese su amor por su familiar fallecido o desaparecido. Esto produciría un efecto similar al de escribir una carta, un método que se utiliza para despedirse de una persona que ha fallecido.
La injerencia de la IA en el duelo también ha sido analizada por la magíster en Neuropsicología, Diana Flor. En sus más de diez años de experiencia ha trabajado cientos de procesos terapéuticos con personas que han perdido a un ser querido. Basada en su experiencia afirma que, en el Ecuador, los pacientes no buscan la IA como una herramienta para mantener una relación de afecto con su ser querido que ha muerto. Lo máximo que ha escuchado es que utilizan filtros de redes sociales para hacer que las fotos se muevan.
Flor cree que usar la IA como parte de un proceso terapéutico es positivo. No obstante, advierte que un profesional es quien debe prescribir y acompañar esta exploración, pues no es recomendada para todos los pacientes. Los videos con IA o duebots están contraindicados para quienes tienen diagnósticos de esquizofrenia, deterioro cognitivo o que están medicados. El riesgo es que en algún momento se disocien de la realidad y desarrollen un vínculo afectivo con el software y lo vean como su familiar.
Leyendas que reviven con IA
Ayudados por la “huella digital” las compañías de IA avanzan en la creación de bots a imagen y semejanza de cada internauta. Los expertos dicen que esto estaría acompañado de hologramas que permitirían a una persona estar en varios sitios de forma simultánea. O, como ya se ha dicho, estar presentes aun después de morir.
Dicho esto, resucitar muertos es una curiosidad que también ocurre en las industrias culturales. Por ejemplo, el mundo de la música ya ha empezado a generar los primeros experimentos. En marzo pasado la compañía australiana Metaphysic anunció que, a través de sus deepfake, una técnica de IA que crea videos, audios o fotos falsas que parecen de verdad, podrían conseguir que la icónica estrella de rock Freddie Mercury vuelva a los escenarios luego de 32 años de su muerte, que sucedió en noviembre de 1991.
Lo mismo ha ocurrido con The Beatles. La histórica banda, de origen inglés, planea sacar un nuevo sencillo con la voz de John Lennon, quien falleció en 1980. En el Ecuador también se ha utilizado la IA para revivir musicalmente a la leyenda del pasillo, Julio Jaramillo. Aunque esta versión de IA no fue bien vista por los internautas, pues se escucha al ecuatoriano interpretar una canción con su peculiar tono, pero utilizando malas palabras y jergas de la actualidad.
Las grandes marcas también han devuelto la vida (digital) a cantantes famosos para usarlos en sus piezas publicitarias. Un caso que tuvo muchos detractores fue el de Volkswagen, que trajo de vuelta a Elis Regina, cantante fallecida en los años ochenta y la puso a protagonizar y cantar —junto a su hija Maria Rita— en uno de sus comerciales.
¿Y la ética? Es la pregunta que salta al cuello de estas iniciativas. A propósito del caso Volkswagen, el sociólogo y coordinador de impacto del Centro de Inteligencia Artificial de la Universidad de São Paulo (USP), Glauco Arbix, dijo a BBC que el tema es controvertido. Lo es porque plantea dos grandes vías de reflexión. Por un lado, están los debates sobre los efectos psicológicos de traer muertos a la vida utilizando la tecnología; por otro, aparecen temas como el consentimiento, la veracidad y la finitud de la existencia humana.
Fuente: Mundo Diners