El debate sobre la posible prohibición del uso de teléfonos móviles en las aulas ha cobrado relevancia en Ecuador, justo antes del inicio del ciclo escolar en la Sierra y Amazonía. La ministra de Educación, Alegría Crespo, ha indicado que se está considerando esta medida, lo que ha sorprendido a muchos padres de familia. Este anuncio se realizó el 28 de agosto, generando diversas reacciones entre la comunidad educativa.
Crespo argumentó que la inseguridad es un factor importante en esta discusión, señalando que los celulares pueden ser una vía para que se produzcan delitos en el entorno escolar. En una entrevista reciente, la ministra mencionó que el Ministerio de Educación está trabajando en una política que regule el uso de estos dispositivos, que son muy comunes entre los estudiantes. La propuesta, de implementarse, no afectaría a las tabletas, que se utilizan con fines educativos en algunas instituciones.
La iniciativa de la ministra se enmarca en un contexto de creciente preocupación por la seguridad en el país, donde los índices de delincuencia han aumentado. A diferencia de otros países, donde el debate se centra en los beneficios y desventajas de los celulares en el aprendizaje, en Ecuador la discusión se enfoca más en la protección de los estudiantes. Esto podría llevar al país a unirse a la lista de naciones que ya han prohibido el uso de teléfonos móviles en las escuelas.
Ejemplos de otras naciones que han tomado medidas similares incluyen a Nueva Zelanda, donde desde noviembre de 2023 se prohibieron los celulares en las escuelas para mejorar la concentración de los estudiantes. En España, la ministra de Educación anunció en enero de 2024 que los teléfonos no podrán ingresar a las escuelas primarias, y su uso en secundaria estará limitado a situaciones específicas. Estas acciones reflejan una tendencia global hacia la restricción del uso de dispositivos móviles en entornos educativos.
La discusión sobre la prohibición de celulares en las aulas también ha sido impulsada por estudios que sugieren que su uso puede afectar negativamente el rendimiento académico de los estudiantes. Investigaciones realizadas en varios países han demostrado que la restricción del uso de teléfonos móviles puede mejorar el enfoque y la participación en clase, especialmente entre aquellos con un desempeño académico más bajo. Así, la propuesta de Ecuador podría ser vista como un paso hacia la mejora de la calidad educativa en un contexto de desafíos sociales.
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