El Gobierno de Ecuador, liderado por el presidente Daniel Noboa, ha implementado un plan ambicioso para abordar la crisis eléctrica que enfrenta el país. Este plan incluye la instalación de 1.200 megavatios de nueva capacidad eléctrica, la reparación de 300 megavatios de plantas termoeléctricas y la promoción del ahorro energético entre los ciudadanos. Una de las estrategias más destacadas es el alquiler de hasta cuatro barcazas para incrementar la generación de electricidad y evitar cortes de luz.
El Viceministro de Electricidad, Rafael Quintero, explicó que el plan se divide en tres bloques. El primer bloque ya ha sido adjudicado, mientras que los otros dos están en proceso de lanzamiento. La intención es que estas barcazas, que pueden generar entre 30 y 470 megavatios cada una, se instalen rápidamente para hacer frente a la demanda creciente
Además de la instalación de nuevas capacidades, el Gobierno ha lanzado una campaña de ahorro energético. Esta incluye la exención de la factura de electricidad para los primeros 180 kilovatios consumidos y descuentos para aquellos que logren reducir su consumo. Se espera que estas medidas ayuden a disminuir la demanda en 90 megavatios , aunque el éxito dependerá de la colaboración de la ciudadanía.
La recuperación de las plantas termoeléctricas es otro componente clave del plan. Se prevé que la reparación de 300 megavatios de estas plantas esté lista entre septiembre y octubre de 2024. Actualmente, una parte significativa de la capacidad termoeléctrica del país está fuera de servicio debido a la falta de mantenimiento
El Gobierno también espera que el sector privado contribuya a la generación de electricidad durante la temporada de sequía. Se han establecido incentivos para que las industrias y comercios puedan aportar entre 100 y 200 megavatios a la red nacional. Sin embargo, las proyecciones del sector privado indican que solo podrían generar entre 80 y 100 megavatios
El éxito de estas iniciativas es crucial, ya que Ecuador enfrenta una grave crisis eléctrica, exacerbada por la disminución de los niveles de agua en los embalses que alimentan las principales hidroeléctricas del país.
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