El 10 de octubre de 2024, las lluvias que cayeron en Cuenca permitieron que los ríos Tomebamba y Yanuncay recuperaran sus caudales a niveles normales. Este fenómeno es crucial para la cuenca que alimenta el embalse de Mazar, ya que las precipitaciones recientes han sido un alivio tras un periodo de sequía que había afectado gravemente a estos cuerpos de agua.
Las lluvias de la tarde y noche del 10 de octubre fueron determinantes para la recuperación de los caudales. Antes de este evento, el río Tomebamba había caído a un caudal de solo 1,19 metros cúbicos por segundo, muy por debajo de los niveles normales que oscilan entre cinco y seis metros cúbicos por segundo. Sin embargo, gracias a las lluvias, el caudal se elevó a 5,70 metros cúbicos por segundo durante la noche, lo que indica una mejora significativa.
Es importante destacar que las lluvias del 29 de septiembre no habían sido suficientes para mantener los caudales altos, lo que llevó a una caída a niveles mínimos. Este patrón de sequía había generado preocupación entre los habitantes de Cuenca, ya que los ríos son vitales para el suministro de agua y la generación de energía.
El río Yanuncay también mostró una mejora notable. En la mañana del 10 de octubre, su caudal era de 1,54 metros cúbicos por segundo, pero por la noche se incrementó a 3,80 metros cúbicos por segundo. Esta recuperación es un alivio para la comunidad, que había estado lidiando con las consecuencias de la sequía.
A pesar de la mejora en los caudales, la Guardia Ciudadana ha intensificado los patrullajes en las orillas de los ríos para prevenir emergencias. La combinación de lluvias intensas y el aumento de caudales puede generar riesgos, por lo que es fundamental mantener la vigilancia en estas áreas.
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