El presidente de Colombia, Gustavo Petro, tomó la decisión de bombardear una facción del Estado Mayor Central (EMC), la mayor disidencia de las FARC. Esta medida fue una respuesta directa a un ataque con drones que dicho grupo llevó a cabo en el departamento del Cauca, en el suroeste del país, causando heridos tanto entre civiles como militares. Este bombardeo marca un cambio importante en la estrategia del gobierno de Petro, quien hasta el momento había evitado recurrir a esta táctica en sus dos años de mandato.
Petro justificó la acción bajo el principio de proporcionalidad, alegando que el ataque del EMC contra la población civil obligaba a su gobierno a responder de manera similar contra las fuerzas del grupo armado. A través de la red social X, el presidente hizo un llamado a que el EMC deje de lado la violencia y busque la paz en beneficio del pueblo colombiano. Esta declaración refleja la frustración del gobierno ante los persistentes actos de violencia en la región.
El ataque del EMC ocurrió en respuesta a la ‘Operación Perseo’, una ofensiva militar que se desarrolló en El Plateado, un pueblo considerado bastión del EMC. Esta operación fue lanzada por el Ejército con el objetivo de recuperar el control de esa zona clave para el grupo disidente. El Ministerio de Defensa informó que, para esta misión, se están utilizando tanques, aeronaves y unidades especiales.
Las autoridades han logrado algunos avances en la operación, como la captura de dos presuntos miembros del grupo Carlos Patiño, una facción del EMC. Además, se ha incautado armamento, municiones y explosivos. Esta ofensiva busca restablecer la seguridad en una región donde más de 8.000 personas viven bajo la constante amenaza de la violencia armada.
El Plateado es un territorio estratégico para el EMC, ya que forma parte de una importante ruta de tráfico de drogas que conecta con el Pacífico. El grupo liderado por alias Iván Mordisco controla esta área, lo que ha provocado continuos enfrentamientos con las fuerzas del Estado. La población local vive en un estado de zozobra constante, atrapada entre los ataques del EMC y las operaciones militares.
Desde que asumió el poder en agosto de 2022, Petro cambió la política de lucha contra los grupos armados, suspendiendo los bombardeos que fueron utilizados durante gobiernos anteriores. Esta táctica, aunque efectiva contra las guerrillas, fue duramente criticada por causar bajas entre menores de edad reclutados por estos grupos, una tragedia que Petro considera una de las mayores injusticias del conflicto armado colombiano.