El complejo hidroeléctrico Paute-Molino, que se extiende entre las provincias de Azuay y Cañar, ha dejado de operar desde la tarde del 2 de noviembre de 2024. Este complejo es el más grande del país, con una capacidad de 1.756 megavatios, lo que representa aproximadamente el 38% de la demanda eléctrica de Ecuador. La interrupción de su funcionamiento se produce en un contexto de menor demanda de energía debido al feriado nacional, lo que podría ser un intento de gestionar los recursos hídricos disponibles.
La sequía que afecta a Ecuador ha tenido un impacto significativo en la capacidad de generación del complejo Paute-Molino. Desde el inicio de la sequía, que comenzó antes de lo habitual en agosto de 2024, el complejo ha estado operando por debajo de su capacidad máxima. Las tres centrales que componen el complejo, Mazar, Paute y Sopladora, han enfrentado dificultades debido a los bajos niveles de agua en los embalses, lo que ha llevado a la implementación de cortes de luz en varias regiones del país.
El embalse de Mazar, que tiene una capacidad de 170 megavatios, es crucial para el funcionamiento del complejo. Aunque es la central con menor potencia, su embalse asegura el suministro de agua necesario para las otras dos centrales. La situación del embalse es crítica, ya que su nivel óptimo es de 2.110 metros sobre el nivel del mar, y ha estado cerca de este umbral, lo que ha llevado al gobierno a aumentar los cortes de luz para preservar el agua.
El gobierno ecuatoriano, bajo la administración de Daniel Noboa, ha estado implementando cortes de luz desde el 23 de septiembre de 2024, en respuesta a la crisis energética provocada por la sequía y el deterioro del parque termoeléctrico. El viceministro de Electricidad, Fabián Calero, ha indicado que se están tomando medidas para conservar el agua del embalse de Mazar hasta que se pueda contratar nueva generación de energía termoeléctrica. La situación es preocupante, ya que se estima que el déficit de generación eléctrica supera los 1.200 megavatios.
La crisis eléctrica en Ecuador podría intensificarse en los próximos meses, especialmente en noviembre y diciembre, que se prevén como los más críticos del año. La sequía, que normalmente se extiende hasta febrero, ha comenzado a afectar la generación de energía de manera severa. La recuperación de los niveles de agua en los embalses dependerá de las lluvias, que son esenciales para restablecer la capacidad de generación del complejo Paute-Molino y mitigar los cortes de luz que afectan a la población ecuatoriana.
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