Este 1 de abril de 2025, drones ucranianos lanzaron una serie de ataques contra múltiples puntos de la ciudad rusa de Kursk, intensificando la tensión en el conflicto entre ambas naciones. Los ataques tuvieron como objetivo infraestructuras importantes, incluyendo un depósito de petróleo y zonas cercanas a la central nuclear de Kursk, lo que provocó una respuesta inmediata de las autoridades rusas.
En la madrugada, un dron ucraniano impactó una instalación de almacenamiento de petróleo en Kursk, provocando un incendio. El ministro de Transporte ruso Roman Starovoit informó que los servicios de emergencia contuvieron rápidamente el incendio y no se registraron víctimas. Este incidente pone de relieve la vulnerabilidad de la infraestructura energética de la región en medio del conflicto.
Simultáneamente, los sistemas de defensa aérea rusos interceptaron varios drones que se acercaban a la central nuclear de Kursk. Los restos de un dron derribado provocaron explosiones en un edificio cercano, sin relación con las operaciones de la planta. El gobernador Alexei Smirnov confirmó que la planta permanece segura, con niveles de radiación dentro de los límites normales.
Las autoridades rusas han condenado estos ataques como actos de terrorismo. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova, calificó el intento de ataque cerca de la instalación nuclear como «un acto de terrorismo nuclear» y exigió una respuesta inmediata del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El presidente Vladimir Putin enfatizó la gravedad de la situación y señaló que el OIEA había sido informado.
Estos acontecimientos marcan una escalada significativa del conflicto, con las fuerzas ucranianas demostrando una mayor capacidad para atacar territorio ruso. Mientras ambas naciones se preparan para posibles represalias, la comunidad internacional observa con creciente preocupación la intensificación de las hostilidades y sus amplias implicaciones.