El 10 de abril de 2025, la ciudad de Quito, Ecuador, sufrió graves deslizamientos de tierra e inundaciones tras intensas lluvias. Las lluvias torrenciales, entre las más intensas de los últimos años, provocaron deslizamientos de tierra que arrasaron varios barrios, causando daños considerables a viviendas e infraestructuras. Los residentes reportaron ríos de lodo y escombros fluyendo por las calles, lo que provocó perturbaciones generalizadas.
Se desplegaron servicios de emergencia en toda la capital para ayudar en las operaciones de rescate y evaluar la magnitud de los daños. Se evacuaron varias zonas como medida de precaución y se establecieron refugios temporales para las personas desplazadas por el desastre. Los sistemas de drenaje de la ciudad se vieron desbordados por el volumen de agua, lo que agravó las inundaciones en las zonas bajas.
Las autoridades locales instan a los residentes a mantenerse alerta y a seguir las directrices de seguridad emitidas por las agencias de gestión de emergencias. Se están realizando esfuerzos para despejar las carreteras bloqueadas y restablecer los servicios esenciales interrumpidos por los deslizamientos de tierra. El gobierno anuncia planes para realizar una evaluación exhaustiva de las zonas afectadas para coordinar las labores de socorro y reconstrucción.
Las fuertes lluvias se atribuyen a un sistema de baja presión que afecta a la región, y los meteorólogos advierten sobre la posibilidad de que persistan las condiciones meteorológicas adversas. Se recomienda a las comunidades en zonas vulnerables que se mantengan atentas a las novedades y se preparen para posibles evacuaciones adicionales si es necesario.
Mientras Quito lidia con las consecuencias de este desastre natural, la resiliencia y la solidaridad de sus habitantes son evidentes en la respuesta colectiva a la crisis. Las autoridades enfatizan la importancia de la cooperación comunitaria y el cumplimiento de los protocolos de seguridad para mitigar el impacto de este tipo de eventos en el futuro.