El presidente Daniel Noboa confirma que la nueva cárcel de máxima seguridad en Santa Elena, conocida como «El Encuentro», abrirá sus puertas en septiembre de 2025. El centro, actualmente en construcción en la comuna de Juntas del Pacífico, adopta el lema del expresidente Guillermo Lasso y está diseñado para detener a personas involucradas en el narcotráfico y la corrupción pública. Con esta medida, el gobierno busca reforzar su estrategia contra el crimen organizado y el terrorismo.
En una entrevista reciente, Noboa reveló que la cárcel estará equipada con tecnologías de inteligencia artificial para monitorear a los reclusos de alto riesgo y fortalecer el control interno. El centro, con un costo de $52 millones, incluye módulos especializados, seis torres de vigilancia, zonas administrativas y un muro perimetral de nueve metros de altura para prevenir fugas. Está construido para albergar a 800 reclusos y cumple con los estándares internacionales de seguridad y clasificación de reclusos.
Este proyecto, que se lanzó en 2024, forma parte de una iniciativa para reestructurar el sistema penitenciario nacional y restablecer el orden en medio de una crisis de seguridad. Luis Eduardo Zaldumbide, entonces director del SNAI, destaca que el penal introduce un nuevo modelo para categorizar a los reclusos según su nivel de amenaza, garantizando una separación más estricta entre los perfiles delictivos.
Noboa reitera que el desmantelamiento de las redes criminales sigue siendo la principal prioridad de su administración. Enfatiza que medidas como la declaración del estado de excepción, el reconocimiento de un conflicto armado interno y la clasificación de más de veinte grupos criminales como organizaciones terroristas son respuestas necesarias a una emergencia de seguridad nacional.
La construcción y la inminente operación de «El Encuentro» marcan un punto de inflexión en los esfuerzos de Ecuador por recuperar el control de su sistema penitenciario. Con su enfoque en la innovación tecnológica y la máxima contención, el penal se erige como un símbolo del compromiso de Noboa con la lucha contra el crimen organizado y el restablecimiento de la estabilidad en el país.