El madurismo obtuvo una victoria cuestionada en las recientes elecciones regionales y legislativas de Venezuela, celebradas el domingo 25 de mayo. Según los datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), el Gran Polo Patriótico (GPP) logró el 82,6% de los votos y se impuso en 23 de las 24 gobernaciones del país. La jornada electoral estuvo marcada por la ausencia de gran parte de la oposición, que decidió no participar como forma de protesta ante lo que consideran un proceso ilegítimo.
El proceso electoral se desarrolló en un ambiente de baja participación y fuertes cuestionamientos. De los más de 21 millones de ciudadanos convocados a las urnas, solo el 42,63% acudió a votar, según cifras del CNE, aunque sectores opositores aseguran que la abstención fue mucho mayor. La oposición denunció represión, irregularidades y un clima de miedo, con arrestos de figuras políticas como Juan Pablo Guanipa, aliado de la líder opositora María Corina Machado.
La oposición agrupada en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) se negó a participar en los comicios, al considerar que no existían garantías de transparencia tras las controversias en las elecciones presidenciales de julio de 2024. En esa ocasión, Nicolás Maduro fue proclamado presidente sin mostrar actas que certificaran su victoria, mientras que el candidato opositor Edmundo González Urrutia presentó documentos que, según su equipo, probaban su triunfo. González terminó exiliado en España luego de ser perseguido por las autoridades.
Mientras tanto, el oficialismo defendió el proceso electoral como legítimo y necesario para consolidar la gobernabilidad. El ministro Diosdado Cabello denunció un supuesto complot para sabotear los comicios mediante ataques a embajadas, argumento que fue usado para justificar la detención de opositores. La falta de observadores internacionales independientes también generó críticas sobre la transparencia y credibilidad del evento.
Aunque la mayoría de la oposición no participó, algunos sectores disidentes, como los encabezados por Henrique Capriles y Manuel Rosales, sí lo hicieron. Esta división generó tensiones internas y llevó a la expulsión de partidos como Un Nuevo Tiempo de la coalición opositora. Capriles defendió su postura como una forma de lucha institucional, aunque afirmó respetar la decisión de quienes optaron por abstenerse.
Un hecho inédito en estas elecciones fue la inclusión del territorio del Esequibo, una zona en disputa con Guyana. Por primera vez, se eligieron autoridades en esa región, pese a que la Corte Internacional de Justicia había solicitado a Venezuela abstenerse de realizar comicios allí. El gobierno venezolano argumentó que actuaba en cumplimiento del mandato del referendo realizado en diciembre de 2023, desafiando así la autoridad del tribunal internacional.