El intercambio público entre el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, y el exalcalde Jorge Yunda escaló este martes, luego de que Yunda intensificara sus críticas contra la gestión municipal y Muñoz respondiera en una rueda de prensa calificando a su predecesor como «un mediocre locutor y voleibolista».
Yunda reavivó la confrontación con mensajes en sus cuentas públicas en los que cuestionó decisiones de la actual administración, aludiendo a supuestas fallas en seguridad y en la gestión del Metro de Quito; en su publicación, además, señaló que la administración de Muñoz habría actuado con intención política en procesos judiciales contra un supuesto rival. Yunda le increpó como «inepto, perverso y miserable».
En respuesta, durante su aparición ante medios locales, Muñoz rechazó las imputaciones y apeló a ataques personales, pues calificó a Yunda como “un mediocre locutor y voleibolista”, y dijo que no se dejaría distraer por una oposición que, a su juicio, no aporta a la ciudad. Ese tono elevó todavía más la discusión pública y volvió viral el cruce en redes.
El episodio incluyó alusiones y retos en clave jocosa, ya que Yunda llegó a retar a Muñoz a un partido de ecuavóley en sus mensajes, pero analistas políticos consultados por medios advierten que detrás del enfrentamiento hay una lectura estratégica, ya que ambos se posicionan frente a audiencias locales en un contexto político en el que la gestión municipal es objeto de discusión.
La tensión entre ambos llega en un momento en que proyectos administrativos, como el Metro y la administración de recursos para seguridad, siguen siendo focos de descontento y debate ciudadano, lo que le da al enfrentamiento un ingrediente de disputa por la agenda pública y por capital político de cara a futuras contiendas.
Fuentes periodísticas y publicaciones en redes muestran que el cruce no es un hecho aislado, ya que desde agosto del 2025 Yunda incrementó sus críticas públicas y Muñoz ha respondido en diferentes ocasiones, lo que refuerza la idea de una rivalidad persistente que trasciende un mero desacuerdo técnico y adquiere ribetes personales y electorales.
