Este jueves 11 de julio, la temperatura en el noroccidente de Quito se ubicaba en 6 grados centígrados alrededor de las 06:00 y a las 11:00, el termómetro marcaba 14 grados en el norte de la ciudad.
La diferencia entre noches frías y días calurosos ocurrió la víspera y se mantendrá en los siguientes días en la región interandina, a menos que las condiciones climáticas sufran un cambio inesperado, según el Instituto Nacional de Metereología e Hidrología (Inamhi).
Édgar Vaca, del área de sinóptica del Inamhi, explica que esta condición es característica de la época seca en la Sierra. Según el técnico, tanto el frío nocturno como el calor diurno se originan en la falta de nubosidad propia de esta época del año.
Ello ocurre -dice Vaca- porque las nubes actúan como disipadores de la energía solar que llega a la Tierra y retienen la que rebota en la superficie terrestre hacia el espacio.
Por ello, en días con cielos despejados los rayos solares calientan más porque llegan de manera directa a la superficie. En tanto que en las noches y madrugadas la temperatura baja porque el calor escapa en forma de energía del planeta sin nada que lo retenga; esto último ocurre, sobre todo, en noches despejadas y sin nubes.
Esta situación además de generar problemas de salud, complica las labores agrícolas puesto que, en ocasiones, el termómetro llega casi al nivel de congelación en las horas sin sol, afectando las cosechas; a esto es lo que los campesinos de la Sierra llaman “helada”.
FUENTE: EL TELÉGRAFO