El Instituto Metropolitano de Patrimonio asegura que la capilla intervenida está hecha de ladrillo y no de piedra, y que el smog y el tiempo cambiaron el tono de la pared.
La impermeabilización de la pared de los exteriores del zócalo del convento de la iglesia de San Francisco generó malestar ciudadano, expresado a través de redes sociales, y un reclamo formal de la Comisión de Áreas Históricas y Patrimonio del Municipio de Quito.
Luz Elena Coloma, quien preside la Comisión, mencionó que las intervenciones realizadas por el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) no contaban con las autorizaciones correspondientes. La intervención se hizo “sin seguir el procedimiento adecuado” y sin el más “mínimo cuidado en pedir los permisos” correspondientes, sostuvo la edil.
Codena explicó que a inicios del año 2020 se realizó una inspección por algunos bienes patrimoniales de Quito. Ahí se verificó la necesidad de intervenir el zócalo de San Francisco.
El inmueble presentaba en su interior humedad que dañaba «la pintura mural». Recalcó que «las porosidades» de la pared «de ladrillo» estaban «afectando la pintura interna de la Capilla».
El funcionario indicó que a través de calas de prospección -herramienta que permite identificar los elementos arquitectónicos de una edificación- pueden demostrar que la Capilla está estructurada con ladrillos y no con piedras. «Nosotros nunca hubiéramos intervenido al tratarse de piedras tan simbólicas y centenarias».
Señala que la pintura anterior es muy similar a la que actualmente colocaron. «Por las condiciones del tiempo y del smog se anegró (sic) y tuvo un aspecto como de piedra».
Por estas razones, Codena aseguró que no se dará un paso atrás en la intervención, puesto que de esa manera se preserva y «conserva el patrimonio que se encuentra en ese espacio».