Hay gente que recurre a alimentarse con comida para mascotas mientras otros tratan de calentar los alimentos en un radiador.
Así lo denuncia Mark Seed, director de un proyecto comunitario de alimentos en Trowbridge, en el este de Cardiff, la capital de Gales.
El análisis de la BBC a partir de los datos del censo de 2021 sugiere que seis de las comunidades más desfavorecidas de Gales, una de las cuatro naciones que forman Reino Unido, se encuentran en esa ciudad.
No obstante, una organización benéfica advierte que los hogares con dificultades no solo aparecen en áreas asociadas durante mucho tiempo con la pobreza y piden que las políticas se centren en las personas, no en los lugares.
No todo lo que brilla es oro
Trowbridge se encuentra en lo que Seed llama un “arco de pobreza” de este a oeste de la ciudad.
“Todavía estoy sorprendido por el hecho de tener personas que se alimentan con comida para mascotas”, dice
“[Hay] personas que intentan calentar su comida en un radiador o con una vela. Estas son historias reales impactantes”, agrega.
“Cardiff es una ciudad floreciente; sin embargo, tiene bolsas de privaciones que simplemente no son aceptables”, dice Seed, que afirma que las personas no ganan lo suficiente para pagar lo esencial.
La crisis inflacionaria no ha hecho más que agravar la situación.
“[La gente] nos está diciendo que trabajan cada hora que pueden”, explica.
The Pantry, el banco de alimentos que dirige Seed, ofrece comida de buena calidad a precios muy bajos a más de 160 personas.
Una de ellas es Elizabeth Williams, de 54 años, quien dice que el proyecto “hace una gran diferencia” y une a las personas, pero admite que los tiempos siguen siendo difíciles.
“Por lo general, trato de no gastar para mejorar las cosas en mi casa”, dijo.
Ella y su pareja no trabajan, mientras que su hijo, que vive con ellos, trabaja muchas horas.
“Incluso con mi hijo trabajando y contribuyendo es difícil, porque él también tiene que vivir y tiene necesidades. Tiene varias cosas mal y está esperando una cirugía”, indica.
Durante décadas, el oeste de Gales y los valles recibieron fondos adicionales de la Unión Europea (UE) porque se encontraban entre las partes más pobres de Europa, pero Cardiff no se incluyó porque, en términos de estándares de vida promedio, no estaba desfavorecida.
Victoria Winckler, directora de la organización benéfica galesa contra la pobreza The Bevan Foundation, advirtió sobre los peligros de estereotipar grandes áreas o ciudades como desfavorecidas o prósperas.
“El estereotipo es que Cardiff es próspera y los valles son pobres y estas cifras muestran que ese no es el caso en absoluto”, dijo.
“Tienes zonas de Cardiff que son prósperas, sí, pero también tienes áreas bastante significativas de la capital galesa donde a la gente no le va tan bien”, agregó.
Más allá de Gales
Los testimonios de estas personas se suman a lo que cuentan muchos otros ciudadanos que viven en distintos lugares de Reino Unido.
Cerca de un tercio de padres o madres solteros han recurrido a saltarse alguna de las comidas del día para llegar a final de mes, según reveló una reciente investigación del grupo Which? sobre los hogares más golpeados por la crisis inflacionaria en ese país.
Los miembros de 3 de cada 10 hogares monoparentales entrevistados dijeron haberse saltado alguna comida como consecuencia del alza de los precios de los alimentos. En total, en un 14% de los hogares que participaron en el estudio se da la misma situación.
“Nuestra investigación constató que familias de todo Reino Unido están atravesando dificultades por el alza del costo de la vida, siendo los hogares monoparentales los más afectados por la crisis”, le dijo al diario británico The Guardian Rocío Concha, directora de políticas y activismo en Which?
Para la organización, es clave que los supermercados se aseguren de que los precios son fáciles de comparar y que hay variedad de oferta para distintos presupuestos.
“A medida que los precios siguen subiendo, es fundamental que todo el mundo tenga acceso a alimentos asequibles que sean sanos para ellos y sus familias”, agregó Concha.
Los datos oficiales más recientes muestran que la inflación alimentaria en Reino Unido alcanzó el 16,4% en octubre, su nivel más alto desde 1977.
Esto se debe principalmente a la fuerte subida de productos de la canasta básica como leche, mantequilla, queso, pasta y huevos.
Los hogares monoparentales y los pensionistas dedican una proporción más grande de su presupuesto a la comida, electricidad y gasolina, en torno a un 30%. Para las parejas con hijos este porcentaje cae a un 25%, según cálculos oficiales.
Sin embargo, todos los hogares están gastando significativamente más que el año pasado en productos esenciales.
Un mujer de unos 40 años les dijo a los investigadores que, dado el costo de sus facturas, algunas semanas apenas puede alimentar a sus hijos.
Otra persona añadió: “No estoy comiendo adecuadamente para poder alimentar y vestir a mis hijos y todavía tener suficiente para la electricidad”.
Según datos revelados este lunes por la Confederación de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés), la economía de Reino Unido va rumbo de encogerse un 0,4% el año que viene debido a la inflación y el recelo de las grandes empresas a invertir.
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