En su primer discurso desde los recientes ataques en el Líbano, Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, abordó los atentados que se produjeron el martes y miércoles. Estos ataques con dispositivos inalámbricos dejaron un saldo devastador de 12 muertos y miles de heridos en el primero, y al menos 25 muertos y más de 600 heridos en el segundo, según el Ministerio de Salud del país. Nasrallah condenó los atentados, describiéndolos como “masacres” y señalando a Israel como el responsable de estos actos letales.
Nasrallah afirmó que el objetivo de Israel en los dos ataques era causar la muerte de al menos 5.000 personas en tan solo dos minutos, sin considerar ninguna regulación o límite moral. Estos dispositivos, que explotaron en áreas públicas, afectaron tanto a civiles como a miembros de Hezbollah. Nasrallah destacó que, aunque el objetivo de los ataques podría haber sido Hezbollah, los dispositivos también dañaron a cualquiera que estuviera cerca, lo que demuestra la gravedad del atentado.
En su discurso, Nasrallah reconoció el impacto de los ataques, calificándolos como un golpe sin precedentes tanto en la seguridad como en la humanidad de la resistencia libanesa. Sin embargo, enfatizó que Hezbollah no fue debilitado ni desorganizado por estos ataques, ya que su liderazgo y administración continuaron operando de manera efectiva desde el primer momento. Aseguró que estaban preparados para cualquier ofensiva israelí y que el sistema de comando de Hezbollah permanecía intacto.
Finalmente, el líder de Hezbollah advirtió que el frente libanés no cesará hasta que terminen las hostilidades en Gaza. Envió un mensaje directo a los líderes israelíes, afirmando que, a pesar de los sacrificios, la resistencia en el Líbano continuará apoyando a Gaza. Nasrallah también insinuó la posibilidad de una represalia, aunque se reservó los detalles sobre su momento y alcance, dejando en claro que la respuesta será calculada y estratégica.
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