Las bandas armadas en Haití han intensificado la violencia en las últimas semanas, sembrando el caos en varias zonas del país. Recientemente, atacaron Kenscoff, una localidad cercana a Puerto Príncipe, y provocaron la muerte de decenas de personas, incluidos tres policías, un soldado y un bebé de solo dos meses. Esta oleada de violencia ha causado un gran temor en la población y ha puesto en evidencia la creciente desestabilización del país.
En respuesta a los ataques, las autoridades haitianas han emitido más de una docena de órdenes de arresto contra personas sospechosas de tener vínculos con los grupos criminales. Entre los nombres más destacados se encuentran el exsenador Nenel Cassy y el exlegislador de Kenscoff, Alfredo Antoine, quienes son señalados como posibles colaboradores de las bandas armadas que están sembrando el terror en el país.
La situación en Haití ha derivado en una grave crisis humanitaria. En diciembre de 2024, una de las pandillas más violentas asesinó a 180 personas en Cité Soleil, la mayoría de ellas ancianos, a quienes acusaban de brujería. Este tipo de masacres no es un hecho aislado, ya que un mes antes, otra banda, la Grand Grif, cometió una matanza en Pont Sondé, dejando más de 70 muertos. Además, miles de haitianos están siendo desplazados, con más de 11.000 personas huyendo de la capital solo en enero de 2025 para salvar sus vidas.
La violencia ha alcanzado niveles tan altos que Puerto Príncipe, la capital, se encuentra al borde del colapso. En noviembre de 2024, las bandas armadas atacaron el aeropuerto internacional Toussaint Louverture, lo que obligó a suspender vuelos comerciales y agravó aún más la crisis. A pesar de las continuas advertencias de la comunidad internacional, el gobierno haitiano no ha logrado recuperar el control del país, dejando a la población viviendo bajo un constante clima de miedo e incertidumbre, sin una solución clara a la vista.