El 1 de marzo de 2025, Yamandú Orsi, representante del Frente Amplio de izquierda, tomó posesión como presidente de Uruguay, sucediendo al Partido Nacional conservador, que gobernó durante los últimos cinco años. El nuevo mandatario ha priorizado temas cruciales como la economía, la seguridad, la pobreza y la búsqueda de personas desaparecidas.
En la ceremonia de investidura, Orsi destacó que sus principales objetivos de gobierno son la economía, la seguridad, la lucha contra la pobreza y la resolución de los casos de desaparecidos.
El ex candidato presidencial del Frente Amplio ofreció un discurso de 25 minutos frente a la Asamblea General, donde delineó sus políticas generales y extendió una invitación al diálogo a la oposición política.
A la ceremonia de asunción asistieron figuras destacadas como el ex presidente José Mujica, el rey Felipe VI de España, y los presidentes de Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva), Bolivia (Luis Arce), Chile (Gabriel Boric), Colombia (Gustavo Petro), Guatemala (Bernardo Arévalo), Honduras (Xiomara Castro), Panamá (José Raúl Mulino), Paraguay (Santiago Peña) y República Dominicana (Luis Abinader).
Durante su discurso inicial, Orsi recordó que han transcurrido 40 años de democracia, pero que aún persisten «secuelas» de la dictadura «que continúan hasta hoy».
«Por eso, es tan justo como imprescindible mantener intacto el compromiso con la libertad, la verdad y la justicia», afirmó entre aplausos.
Reafirmando su compromiso con la búsqueda de personas desaparecidas durante la dictadura, Orsi declaró al final de su discurso: «La democracia gozará de una mejor salud el día que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos».
En cuanto a la economía, Orsi enfatizó la importancia de la seguridad jurídica y la estabilidad macroeconómica en Uruguay. «La acumulación positiva ha permitido también que Uruguay sea un país de reglas estables, donde los contratos se cumplen, donde el Estado honra sus compromisos, donde la estabilidad macroeconómica es una política de Estado».
«Podremos discrepar en los instrumentos para lograr un mayor reparto de los frutos del trabajo nacional, una política muy relevante para nosotros, pero no vamos a ignorar las reglas de funcionamiento de la economía que Uruguay mantiene desde su restauración democrática», argumentó.
En materia de seguridad, prometió que «no habrá contemplación alguna con el delito, ni con la represión del delito», y que «sigue intacto» el compromiso «con la lucha frontal contra el crimen organizado, el narcotráfico y el lavado de activos». No obstante, añadió que «bien sabemos que la solución será insuficiente -y hasta demagógica- si no atendemos decididamente las múltiples causantes de la violencia».
Orsi extendió una oferta de «mucho diálogo» y «mucha mano tendida» a la oposición para alcanzar acuerdos. «No llegamos al gobierno con la lógica de imponer. Personalmente me rebelo contra ese supuesto país de las dos mitades, donde la mitad que gana recurre al orden y mando, y la otra mitad debe estar poco menos que condenada a obedecer bajo protesta. Sepan que nunca supe llevarme muy bien con los muros, tampoco con los ideológicos».
Tras vencer al candidato oficialista Álvaro Delgado en la segunda vuelta de las elecciones del 25 de noviembre, Orsi, profesor de Historia y ex alcalde de Canelones, la segunda ciudad más grande del país, asumió la presidencia.
Ahora, Orsi enfrenta el desafío de gobernar Uruguay en una situación sin precedentes, ya que el Frente Amplio no cuenta con mayoría en el Parlamento, lo que requerirá la negociación de acuerdos con la oposición para aprobar leyes fundamentales.