Este lunes, Estados Unidos intensificó su campaña militar en Yemen, lanzando ataques aéreos contra posiciones rebeldes hutíes en la capital, Saná, y las regiones circundantes. Esta escalada se produce tras las renovadas amenazas de los hutíes contra el transporte marítimo internacional en el Mar Rojo, un corredor vital para el comercio mundial. El Pentágono ha indicado que estas operaciones tienen como objetivo disuadir nuevas agresiones hutíes y proteger la seguridad marítima.
Los ataques aéreos han causado numerosas bajas, con informes que indican al menos 53 fallecidos, incluidos cinco niños, y numerosos heridos. Las zonas atacadas incluyen bases de lanzamiento de misiles y centros de mando utilizados por los hutíes. En represalia, las fuerzas hutíes se han atribuido la responsabilidad de lanzar ataques con drones y misiles contra el portaaviones USS Harry S. Truman, estacionado en el Mar Rojo; sin embargo, las autoridades estadounidenses no han confirmado ningún ataque exitoso contra sus buques.
El presidente Donald Trump ha lanzado una severa advertencia a Irán, responsabilizándolo por su apoyo a los rebeldes hutíes y advirtiéndole contra nuevos ataques a las rutas marítimas internacionales. Este hecho ha intensificado las tensiones en la región, con creciente preocupación por la posibilidad de un conflicto más amplio que involucre a múltiples actores estatales y no estatales.
Las recientes hostilidades también han provocado un importante malestar civil en Yemen. Decenas de miles de yemeníes han salido a las calles para protestar contra los ataques aéreos estadounidenses, denunciando la pérdida de vidas civiles y la continua intervención extranjera en su país. Estas manifestaciones ponen de relieve los profundos agravios y la compleja crisis humanitaria que se ha visto agravada por años de conflicto.
A medida que se desarrolla la situación, la comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, con esfuerzos diplomáticos en marcha para reducir la escalada del conflicto. La Unión Europea ha prometido una ayuda sustancial para la recuperación de Siria, lo que refleja la preocupación general por la estabilidad regional. Sin embargo, el camino hacia la paz sigue estando plagado de desafíos, dada la intrincada red de alianzas y enemistades que caracteriza el panorama geopolítico de Oriente Medio.