Un potente terremoto de magnitud 7,7 sacudió Myanmar, causando devastación generalizada y pérdida de vidas. El temblor, ocurrido el 28 de marzo de 2025 a las 12:50 p. m., hora local, tuvo su epicentro cerca de Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar. En Myanmar, se ha confirmado la muerte de al menos 244 personas y más de 730 resultaron heridas. El impacto del terremoto se extendió más allá de las fronteras de Myanmar, afectando a los países vecinos y causando víctimas y daños en toda la región.
En Tailandia, la fuerza del terremoto provocó el derrumbe de un edificio de 34 plantas en construcción en Bangkok, lo que causó al menos 10 muertos y más de 100 personas atrapadas bajo los escombros. El gobierno tailandés ha declarado el estado de emergencia en la capital, movilizando equipos de rescate para buscar supervivientes entre los escombros. El desastre también ha causado importantes daños estructurales a la infraestructura, incluyendo puentes y carreteras, lo que ha dificultado las labores de socorro.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) ha emitido una alerta roja, advirtiendo que el número de muertos podría aumentar a medida que continúan las operaciones de rescate y se recuperan más cuerpos. El terremoto ha exacerbado las crisis humanitarias existentes en Myanmar, un país que ya lidia con la inestabilidad política por la dictadura militar y los conflictos en curso. La junta militar gobernante ha solicitado ayuda internacional para afrontar las consecuencias del desastre.
Las organizaciones internacionales de ayuda, incluida la ONU, están movilizando recursos para asistir a las poblaciones afectadas. Sin embargo, la entrega de ayuda plantea importantes desafíos debido a los daños en la infraestructura y la compleja situación política en Myanmar. La comunidad internacional insta a coordinar esfuerzos para garantizar que la ayuda llegue sin interferencias a los más necesitados.
Mientras continúan las operaciones de rescate y recuperación, las autoridades instan a los residentes de las zonas afectadas a mantenerse alerta y seguir las medidas de seguridad para mitigar el riesgo de réplicas. Si bien aún se está evaluando la magnitud de los daños, es evidente que este terremoto ha tenido un profundo impacto en Myanmar, Tailandia y otras regiones afectadas. Los próximos días serán determinantes para atender las necesidades inmediatas de los supervivientes y sentar las bases para la recuperación a largo plazo.