Este 17 de septiembre, en los exteriores del Hospital General Docente de Ambato, un paciente con enfermedad renal falleció mientras protestaba por tercera semana consecutiva debido a la escasez de insumos para tratamientos de diálisis peritoneal y hemodiálisis.
Los manifestantes exigen al Gobierno que regularice la situación financiera de las clínicas de diálisis, denunciando que la deuda estatal con estos centros ronda los $200 millones de dólares, lo cual ha impedido el suministro constante de materiales médicos esenciales.
Testigos relatan que tras el colapso del ciudadano, compañeros cargaron al paciente hacia emergencias clamando “necesitamos los insumos, nos estamos muriendo”, mientras pancartas y neumáticos quemados bloqueaban la avenida Unidad Nacional.
El hospital comunicó que la causa del fallecimiento fue un paro cardíaco, ocurrida después de recibir un procedimiento de hemodiálisis; sin embargo, los manifestantes sostienen que la demora en el acceso a los insumos pudo agravar su estado.
Las autoridades de salud y representantes estatales convocaron a reuniones urgentes en Ambato para atender el reclamo, mientras el Ministerio de Salud promete identificar soluciones inmediatas. La crisis va más allá de Ambato, ya que otros pacientes renales en Quito, Santo Domingo y diversas clínicas privadas denuncian suspensión de tratamientos, pagos atrasados desde hace meses y falta persistente de medicamentos, según organizaciones médicas.
La muerte del paciente provocó indignación en familiares y público en general, acentuando la presión sobre el Ejecutivo para que la deuda con dializadoras se salde totalmente, se garantice el suministro de insumos y no se posterguen los tratamientos vitales.