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ARTESANAS CONFECCIONAN MINIPOLLERAS

by gustavo67

Las minipolleras elaboradas por Zoila Naranjo y su hija, Jessenia Barreto, visten con elegancia a las pequeñas muñecas. Hay en distintos modelos, colores y bordados.

La pollera, esa falda colorida y bien decorada, es una de las prendas de vestir que caracteriza a la chola cuencana y que aún la lucen con orgullo. Aunque tiene su origen en la época de la Colonia y varios estudios antropológicos coinciden que sus raíces son de Castilla y Extremadura, en España, con los años ha pasado a ser un ícono de la cuencanidad.

Comprar una pollera no es barato y los precios varían entre $ 100 y $ 600, todo depende del tipo de tela, bordados, corte, etc. Pero en Cuenca también hay polleras que cuestan tres dólares y las elabora Zoila Naranjo, una hábil costurera que junto a su familia toma los retazos que le quedan de las grandes para convertirlas en pequeñas polleras que visten a las muñecas tipo Barbie.

Aunque son en miniatura, los detalles tienen un gran parecido a las usadas por los adultos. Hay mullos, flores, lentejuelas y otros elementos. Pero, para que el traje de la chola cuencana esté completo también elaboran blusas y el paño, una especie de chal que cubre sus hombros y pecho.

Las primeras polleras a escala que Zoila confeccionó fueron para su hija, a quien le inculcó este trabajo para que le tome cariño al oficio, pero, sobre todo, para que las venda y gane su propio dinero. Como había quien les compre se animó a elaborar los demás complementos.

Por eso, las minipolleras que elabora son de diferentes telas, como terciopelo y el strech americano, colombiano o chino. En cuanto a los colores, hay una amplia variedad como el geranio, lacre, morado, uva, rojo, sangre de toro, amarillo y turquesa.

Las polleras miniatura se las puede admirar en la feria organizada por la Prefectura del Azuay que está abierta de jueves a sábado, en el local de Gran Colombia y Vargas Machuca.

Jessenia Barreto, hija de Zoila, confecciona a mano las pequeñas blusas y cada una le toma cerca de dos horas. Si bien sus principales compradoras son las niñas porque “convencen a sus mamás”, cuenta que también los adultos se llevan, pero con fines decorativos. Cada blusa cuesta tres dólares, al igual que los paños que sirven de accesorios.

Fuente: El Universo

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