Se cumplen diez años de la masacre de 72 migrantes en México, la mayoría eran latinoamericanos que intentaban llegar a Estados Unidos.
La matanza ocurrió entre el 22 y 23 de agosto de 2010 en el municipio de San Fernando (estado Tamaulipas, noreste). Causó gran indignación y paso al «olvido y la impunidad», denuncian familiares y abogados.
Hay 15 detenidos, pero ninguno con sentencia por esta matanza. «Verdaderamente es indignante que ni uno solo tenga condena porque ya son diez años sin justicia», comentó vía telefónica desde Honduras Johni Hernández, hermano de Eva Noemí.
La mujer se había sumado a la peligrosa travesía hacia Estados Unidos para garantizarles un mejor futuro a sus tres hijos que entonces tenían uno, cinco y siete años. Pero fue encontrada en un rancho-bodega entre una pila de cadáveres baleados, algunos con las manos atadas
«Lo que puede resumir el estatus del caso es la impunidad, desdén y falta de voluntad política», dijo a la AFP la abogada Ana Lorena Delgadillo, directora de la Fundación para la Justicia y el Estado de Derecho, que representa a 11 de las familias de las personas asesinadas.
Mirna Solórzano, madre de Glenda Medrano Solórzano, una víctima salvadoreña de la masacre, busca también que se haga justicia por el crimen, aunque denunció que ni el gobierno de México ni el de El Salvador le han brindado apoyo.