La guerra entre Armenia y Azerbaiyán ha terminado en el sur del Cáucaso, pero los disturbios continúan sacudiendo al país cristiano. El primer ministro Nikol Pashinian ha advertido de un posible intento de golpe de Estado por parte de los militares. Ayer, los manifestantes irrumpieron en un edificio del gobierno, exigiendo su renuncia. “Se anunció un acuerdo de paz, un cese de hostilidades. Pero eso también resultó en la devolución de tierras anteriormente armenias a Azerbaiyán. Esto no le cayó bien a la gente de Armenia, y estaban muy molestos con su primer ministro. Lo que estamos viendo ahora es un conflicto con un alto número de personas en la población y el ejército contra los líderes que negociaron este alto el fuego”, indica un ciudadano armenio. La guerra expulsó a muchas personas de sus hogares, dejándolas sin refugio. Ahora que la zona de batalla ha cambiado de manos de Armenia a Azerbaiyán, miles ya no tienen acceso a sus hogares.
En medio del caos, la recuperación de los refugiados que regresan a casa, ha sido gestionada por cientos de iglesias que han brindado una acogida temporal. Continúan brindando ayuda a los que sufren y brindando el Evangelio a las personas sin esperanza. Se ha tenido la suerte de poder recaudar apoyo, llegando a cientos de familias con ayuda humanitaria, con mantas para aquellos que luchan por mantenerse calientes.
Primer ministro armenio advierte sobre golpe de Estado tras la guerra con Azerbaiyán
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