México se está recuperando de un aumento en la violencia política antes de las próximas elecciones, con docenas de políticos asesinados a manos de bandas criminales que compiten por influencia.
Al menos 66 políticos mexicanos han sido asesinados desde septiembre en una campaña electoral manchada de sangre, incluidos dos candidatos a alcalde asesinados el mismo día la semana pasada.
El secuestro, las amenazas contra familiares, los ataques incendiarios a las viviendas y la extorsión también se encuentran entre las tácticas utilizadas por los carteles de la droga y otras bandas criminales para afianzar su poder.
“Las organizaciones criminales buscan fortalecer sus operaciones a través de la intimidación y el aumento de su influencia política”, dijo la ministra de Seguridad, Rosa Rodríguez.
Ella habló cuando el gobierno se comprometió la semana pasada a aumentar la seguridad de los candidatos antes de las elecciones nacionales, regionales y locales del 6 de junio.
“Un alcalde que gane gracias al crimen organizado o de cuello blanco será un títere”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para los políticos de la nación latinoamericana, particularmente a nivel local, postularse para un cargo puede ser una sentencia de muerte debido a la violencia vinculada a la corrupción y al tráfico multimillonario de narcóticos.
Aumento de crímenes contra políticos mexicanos se evidenció en los últimos seis meses
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