Durante las próximas 72 horas, los visitantes deberán abandonar las calles.
La multitud de turistas estadounidenses que se volcaron a la pequeña ciudad de Miami Beach, ilusionados con el fin de la pandemia, es tan incontrolable que autoridades de esta ciudad de Florida impusieron un toque de queda este sábado que, esperan, les arruinará la fiesta.
Durante las próximas 72 horas, los visitantes deberán abandonar las calles y los restaurantes tendrán que cerrar sus puertas a las 20:00 locales en las principales zonas turísticas de South Beach, el epicentro de la fiesta de Miami Beach, anunciaron autoridades.
Además, los tres puentes que conectan la isla con tierra firme –Miami– estarán cerrados al tráfico a partir de las 22:00. Solo tendrán paso los residentes, los trabajadores y los huéspedes de los hoteles.
“Esto es un asunto de seguridad pública”, dijo el administrador interino de la ciudad, Raúl Aguila, al anunciar las medidas.
Refiriéndose a las fotografías que muestran a las multitudes que se congregan en el paseo costanero Ocean Drive, añadió: “Eso parecía un concierto de rock, no se ve el pavimento, no se ve césped”.
La decisión viene luego de semanas de intensa fiesta en Miami Beach, que no es ajena a las multitudes incontrolables de turistas: todos los años, en marzo, esta pequeña isla aloja a miles de estudiantes de todo el país que vienen a pasar las vacaciones de primavera.
Pero este año “el volumen es claramente mayor que en los años anteriores”, dijo el alcalde, Dan Gelber. “Creo que se debe en parte a que hay pocos lugares abiertos en el resto del país, o son muy fríos, o están cerrados y además son muy fríos”.
En los últimos dos días, se han viralizado imágenes de riñas en restaurantes que dejaron serios destrozos, además de provocar que los comensales huyeran sin pagar costosas cuentas, según reportes de la prensa local.
El jefe de policía de Miami Beach, Richard Clements, dijo que le preocupa que la situación se vuelva inmanejable.
“El jueves cientos de personas corrieron en determinado momento y arrojaron tablas y sillas como armas”, contó. “Esperábamos que fuera un evento de una sola vez, pero anoche hubo tres situaciones así y una joven resultó herida”.
La isla de apenas 92.000 habitantes atrae a 200.000 visitantes y trabajadores todos los días, dijo Gelber el lunes.