La parroquia rural de Progreso, perteneciente a Guayaquil, ha experimentado un incremento alarmante en los índices de violencia, particularmente en su pueblo pesquero y puerto marítimo de Posorja. El aumento de la violencia en esta región se atribuye a la lucha entre dos de los grupos criminales más poderosos de Ecuador, Los Lobos y Los Choneros. Estas bandas se disputan el control de una zona clave para la contaminación de buques mercantes con drogas y para la salida de lanchas rápidas cargadas de cocaína hacia Centroamérica. Los Lobos tienen presencia en 16 provincias del país, mientras que Los Choneros, aunque están en menos provincias, ocupan el segundo lugar en términos de influencia y despliegue nacional. Ambas organizaciones actúan como subcontratistas para mafias y carteles transnacionales, lo que incrementa aún más la violencia en la región.
La situación es crítica en la zona costera de Guayas, donde Posorja, El Morro e Isla Puná se han convertido en puntos estratégicos para el envío de cocaína hacia México, Guatemala, Costa Rica y Estados Unidos. Los pescadores locales, atrapados en este círculo de violencia, se ven obligados a colaborar con los narcotraficantes, recibiendo grandes sumas de dinero por cada trayecto. Al mismo tiempo, los pescadores artesanales son víctimas de extorsión, lo que ha generado un ambiente de temor y ha reducido las jornadas de trabajo en el mar. Además, el dinamismo comercial en la zona ha decaído, con mercados cerrados y negocios en alquiler debido a las amenazas y extorsiones.
La Policía ha respondido con un despliegue de unidades tácticas y operativos en los sectores más afectados, intentando contener la violencia y reducir la oportunidad de que ocurran crímenes. Sin embargo, la falta de recursos y la extensión territorial del distrito, que incluye poblados rurales alejados entre sí, complican la tarea. A pesar de los esfuerzos, el desafío de combatir el crimen organizado en Progreso y sus alrededores sigue siendo enorme, y la lucha entre Los Lobos y Los Choneros continúa siendo una amenaza constante para la seguridad de la región.
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