El derrame de petróleo ocurrido en junio de 2024 en el bloque 16 de Petroecuador, ubicado en la vía Maxus en la parroquia Alejandro Labaca, ha tenido consecuencias devastadoras en el territorio de la comunidad ancestral kichwa Río Indillama. La rotura de una tubería resultó en un derrame de crudo estimado inicialmente en 500 barriles, aunque las comunidades locales creen que la cantidad real es mucho mayor, superando los 2,000 barriles. Este derrame ha contaminado fuentes de agua que antes reflejaban la naturaleza circundante, alterando gravemente el ecosistema local.
A pesar de la magnitud del desastre, la respuesta de las autoridades ha sido insuficiente. La empresa estatal Petroecuador y el Ministerio del Ambiente no tomaron medidas inmediatas para mitigar los daños, según denuncias de la comunidad kichwa y organizaciones como la Unión de Afectados por las Operaciones Petroleras de Texaco (Udapt). Tres días después del derrame, Petroecuador llegó al lugar, pero no activó un plan de emergencia. Como resultado, la contaminación se expandió, afectando a los ríos Jandia Yaku y Shipati, y finalmente al río Napo, esencial para las comunidades ribereñas.
El abogado ambientalista Pablo Fajardo denuncia que este no es un caso aislado. En 2024, ha habido al menos ocho derrames significativos en los campos operados por Petroecuador, y ninguno ha sido adecuadamente reparado. Fajardo subraya que Petroecuador no sigue un plan de contingencia efectivo para contener el crudo ni para descontaminar las áreas afectadas. Las comunidades sufren las consecuencias, como la falta de agua potable, y dependen de recursos insuficientes proporcionados por la empresa estatal.
La situación ha provocado protestas y demandas por parte de las comunidades afectadas, que exigen que el Ministerio del Ambiente cumpla con su deber de fiscalizar y controlar las operaciones petroleras. La falta de políticas preventivas por parte de Petroecuador y la inacción de las autoridades han dejado a las comunidades en un estado de vulnerabilidad extrema, con altos índices de enfermedades graves como el cáncer, exacerbadas por la contaminación ambiental.
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