La noche del domingo 13 de abril, un trágico tiroteo en el suroeste de Guayaquil dejó a dos adolescentes de 15 y 13 años víctimas de un delito violento. El incidente ocurrió cerca de la intersección de las calles 11 y Vacas Galindo, a pocos metros de su domicilio. Las chicas regresaban con comida cuando dos hombres en motocicleta abrieron fuego, esparciendo sus salchipapas por la acera al sonar los disparos. La mayor recibió un impacto en la cabeza y falleció a causa de las heridas, mientras que la menor sufrió una herida en el cuello y permaneció hospitalizada en estado crítico.
Según informes policiales y testimonios anónimos de vecinos, la joven de 15 años había mantenido una relación con un adolescente presuntamente involucrado en actividades delictivas. Las autoridades sospechan que esta conexión pudo haber motivado el ataque. El barrio, ubicado en el distrito 9 de Octubre, ha experimentado un aumento de la violencia, con 57 asesinatos registrados en lo que va de año, 20 más que en el mismo período de 2024.
Familiares de las víctimas trasladaron a las niñas a un centro de salud local en un vehículo particular, pero los médicos no pudieron salvar a la mayor. Su cuerpo fue trasladado posteriormente al Laboratorio de Medicina Legal, donde los familiares se reunieron para el duelo. La menor se encontraba bajo atención médica y su estado era grave. La policía continúa investigando el motivo del ataque.
Investigadores de la escena del crimen recuperaron dos casquillos de 9 mm en el lugar, lo que confirma el uso de armas de fuego en lo que parece ser un tiroteo directo y premeditado. El aumento de este tipo de actos violentos pone de relieve la creciente preocupación por la seguridad pública y la presencia de grupos del crimen organizado en zonas residenciales de Guayaquil.
Este último incidente ocurre el mismo día de las elecciones presidenciales de Ecuador, durante las cuales la ciudad registra 17 homicidios en varios distritos. La Zona 8 de Guayaquil ha contabilizado más de 1.065 asesinatos solo en 2025, lo que pinta un panorama sombrío de creciente inseguridad y la urgente necesidad de que las autoridades implementen estrategias efectivas de prevención del delito.