Las campeonas olímpicas ecuatorianas Neisi Dajomes y Tamara Salazar no sólo comparten el hito de haber logrado medallas para el país en los Juegos Olímpicos de Tokio. La dos mujeres, levantadoras de pesas, lo hicieron con un colorido pañuelo, cintillo o turbante que recogía su pelo rizado. Un accesorio que más allá de la comodidad ha sido visto en Ecuador como un símbolo para reivindicar el éxito de las mujeres negras.
Luego de habler conseguido el triunfo, la primera mujer en la historia en dar un oro a Ecuador Neisi Dajomes, la única mujer afroecuatoriana en la Asamblea Nacional (Parlamento), Paola Cabezas, escribió en su red social lo que su sobrina le dijo al ver a Dajomes en Tokio: «Tía, la campeona tiene nuestro pelo».
«La gente necesita tener nuevos referentes y los medios de comunicación en Ecuador quedan debiendo mucho en ese sentido; las niñas, por ejemplo, si quieren ser periodistas, se preguntan cómo van a ser periodistas con esa nariz, con esa boca, con ese pelo, porque se construyen estándares de belleza que deben romperse».
La diseñadora de moda ecuatoriana María José Ordóñez, quien ha denunciado en el pasado la apropiación de elementos propios de las culturas ancestrales ecuatorianas por parte de grandes marcas, cree que el problema sigue estando dentro del país: «En la industria de moda local se hace poco énfasis en la indumentaria de las comunidades amazónicas y afrodescendientes. Sería increíble ver iniciativas en que se les haga partícipes a las comunidades durante los procesos de creación y no sólo se los tome como referente o inspiración»