En medio del valle nevado de Ushuaia, la ciudad más austral de Argentina, Hugo Flores alista perros y trineos para los visitantes que han vuelto a disfrutar de esta actividad de tierras congeladas, aún de pie pese al golpe al turismo que le propinó la pandemia.
Su cabaña, que recibía a cientos de visitantes cada año, era el punto de partida de la Carrera del Fin del Mundo, competencia de trineos para participantes venidos cada año con sus perros desde todas las latitudes y que fue suspendida debido al COVID-19.
El cierre de fronteras en Argentina golpeó a su emprendimiento que se nutre principalmente de visitantes extranjeros y que recibía a unos 150 turistas diarios antes de la pandemia.
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Sus 152 perros de la raza husky siberiana y alaskan consumen una tonelada y media de alimento balanceado al mes, pero lo que más necesitan es ejercicio y cuidado constante. Voluntarios ayudan en las tareas a la par que reciben clases de conducción de trineos.
Las copiosas nevadas de las últimas semanas en Tierra del Fuego le dieron revancha para captar al turismo interno en momentos en que la nieve escasea en otros centros invernales argentinos y cuando el gobierno relajó algunas de las restricciones sanitarias.
Fuente: El Universo