El heredero al trono británico, el príncipe Carlos de Gales, durante una visita a Jordania, dijo a los periodistas que la reina Isabel II estaba «bien», a pesar de su avanzada edad.
«Muchas gracias, ella está bien», manifestó el príncipe a la prensa. «Sabes, cuando tienes 95 años, las cosas no son tan fáciles como solían ser», manifestó.
Insinuando su propia edad, el príncipe agregó que a los 73 «ya todo es bastante insignificante».
En las últimas semanas, Isabel II, ante la insistencia de los médicos, abandonó sus planes de visitar Irlanda del Norte, así como Escocia, donde se suponía que debía hablar con los participantes en la conferencia climática de la ONU en Glasgow. El 14 de noviembre, en el último momento, canceló la participación en las celebraciones del Día del Recuerdo de los Caídos Participantes de las Guerras. Al mismo tiempo, el Palacio de Buckingham anunció que la monarca no estaría en la reunión del Sínodo General, el organismo supremo de la Iglesia de Inglaterra, cuya cabeza es Isabel II.
La última vez que la jefe de Estado apareció en público, fue el 19 de octubre en una recepción con motivo de la Cumbre Global de Inversiones celebrada en Londres. El 20 de octubre, visitó el hospital para un examen médico preliminar y al día siguiente, alrededor del mediodía, regresó al Castillo de Windsor. En la noche del 21 de octubre Isabel II permaneció en el hospital Eduardo VII en el centro de Londres, esta hospitalización fue la primera de la reina en muchos años. A finales de octubre, los médicos aconsejaron a la reina que se abstuviera de realizar actividades vigorosas durante otras dos semanas, pero no se pronunciaron en contra de que realizara deberes no gravosos.
La Reina de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, que celebrará los 70 años de su reinado el próximo año, permanece activa en la vida pública y asistió a la inauguración del Parlamento de Gales a mediados de octubre. Al mismo tiempo, unos días antes de eso, por primera vez en mucho tiempo, apareció en público con un bastón. La Reina confió en ella durante una visita a la Abadía de Westminster, donde se llevó a cabo una ceremonia para conmemorar el centenario de la fundación de la Royal British Legion, una organización benéfica que ayuda a los veteranos del ejército.
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