En Ecuador se han dado muchas historias y casos de niños que pertenecen a familias que no cuentan con los recursos necesarios para mantener a un grupo de personas de manera digna, algo relacionado con el trabajo infantil, la falta de educación y, en este caso, la denotación de la desnutrición crónica infantil.
Según la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil (STECSDI), en el país 23 de cada 100 niñas y niños sufren desnutrición crónica antes de los cinco años de vida.
Y cerca de 380.000 infantes crecen sin alimentarse correctamente: el equivalente a llenar siete veces el estadio Isidro Romero Carbo de Guayaquil, con capacidad para 59.000 personas. Un estadio repleto de niños con hambre.
La STECSDI señaló que 6 de cada 10 niños con desnutrición crónica se encuentran en zonas urbanas, especialmente en Quito, Guayaquil y la provincia de Manabí. Mientras que 4 de cada 10 niños, se encuentran en la ruralidad.
Uno de los principales factores que agrava esta problemática es la pobreza. Muchos niños no tienen siquiera donde realizar sus necesidades, por lo que deben hacerlo en el exterior de su hogar.
“La pobreza es una de las causas principales de la desnutrición, condición que no se relaciona solo con la falta de recursos económicos, sino con la exclusión social, la discriminación, la marginación por razón de género, discapacidad, grupo étnico, aislamiento geográfico y desplazamiento”, mencionó la institución en un informe.
Según el Programa Mundial de Alimentos, actualmente más de 2.4 millones de personas de distintas edades sufren inseguridad alimentaria en Ecuador. Es decir, estas personas comen una vez al día o, simplemente, no comen nada.
Al finalizar el paro nacional convocado por la CONAIE, en junio de 2022, la Universidad Central del Ecuador emitió un comunicado que dejó perplejo a propios y extraños. El 1 de julio, el centro educativo indicó que de los 450 niños indígenas atendidos permanente en la institución, el 80% de ellos sufría de desnutrición crónica.
Este hecho afecta sumamente a la salud de estos niños, provocándoles malestar, diarrea, cansancio, alteraciones a nivel neurológico y sobre todo, la perdida de grasa en distintas partes del cuerpo, provocando la pérdida de grasa muscular, algo que no deja trabajar correctamente a los órganos del cuerpo.
Fuente: Radio Pichincha
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