Padres de niños con discapacidad denuncian que enfrentan grandes dificultades para que sus hijos sean aceptados en centros educativos del país. En muchos casos, son los propios padres quienes terminan enseñando a sus hijos en casa debido a la negativa del sistema educativo.
La madre de William, un niño de 9 años diagnosticado con autismo a los 3, relata que ha intentado sin éxito inscribirlo en 15 escuelas privadas de Quito. Su padre, David Sperber, menciona que las excusas van desde la falta de capacidad hasta el rechazo directo, argumentando que no es rentable.
La familia de William ha llevado su caso a la justicia, presentando una acción de protección contra uno de los colegios que rechazó su admisión.
María de Lourdes Ortega, representante de APADA (Asociación de Padres para el Apoyo de la Defensa de personas con Autismo del Ecuador), señala que el caso de William no es único. Diariamente, entre 3 y 4 familias buscan ayuda, y el 75% de ellas enfrentan dificultades para encontrar una escuela que incluya a sus hijos. La mayoría de las quejas provienen de colegios privados.
Otro ejemplo es Margarita, cuya hija de 22 años nunca fue aceptada en el sistema educativo. Margarita la ha educado en casa, luchando por brindarle un mejor futuro.
La Ley Orgánica de Educación Intercultural establece que los centros educativos están obligados a aceptar a personas con discapacidad y hacer adaptaciones para sus necesidades. Sin embargo, los padres afirman que esta normativa no se cumple en todos los centros, y los mecanismos para denunciar la discriminación no son efectivos.
Desde el Ministerio de Educación, Tamara Espinosa, subsecretaria de educación inclusiva, reconoce que existen mecanismos para abordar estos casos, pero que aún se trabaja para mejorar su efectividad.
Mientras tanto, muchos niños y adolescentes con necesidades especiales siguen enfrentando barreras para acceder a una educación inclusiva y equitativa.