El 26 de diciembre del 2004, hubo un terremoto en el océano Índico, ocasionó un tsunami que dejó casi 250.000 pérdidas humanas. Este desastre natural, fue considerado el más mortífero de este siglo, y el de la historia de la humanidad en el caso del tsunami. Gracias a estos desastres los ingenieros costeros especializados en los tsunamis, han podido prepararse para enfrentarlos, y causó un cambio en los sistemas globales de gestión de desastres.
La primera lección aprendida fue, la evolución de los sistemas que dan una alerta temprana, en los desastres. En el año 2004, no existía un sistema integral de alerta temprana, lo que causó la muerte de 35.000 personas en Sri Lanka, tras el paso de dos horas del terremoto del 2004. El sistema de alerta de tsunamis del océano índico, conformado por 27 países, el sistema dio la alerta de un terremoto en Indonesia en el 2012, 8 minutos antes de que ocurriera el movimiento telúrico.
Se repitió en Noto, Japòn, en enero de este año 2024, previniendo la llegada de un tsunami, causando la evacuación a tiempo. Para las islas Tonga en 2022 no pudo llegar la alerta del tsunami que sufrieron tras la erupción de un volcán submarino en el Pacífico Sur, debido a la falta de un sistema de alertas a nivel mundial.
La segunda lección es la educación y preparar a la gente mediante simulacros, ya que una alerta previene, para ejecutar el procedimiento adecuado, es cuando se necesita de campañas de educación y concientización, simulacros de evacuación y planes de respuesta ante desastres.
Un ejemplo de implementación de las campañas en Jike, Japón, que fue azotado por el tsunami de Noto, durante este año 2024, que resultó eficaz para el pueblo japonés. Para los ingenieros, el recuerdo del gran tsunami en 2001, en la planta nuclear de Fukushima, generó la construcción de nuevas rutas de evacuación hacia los refugios al enfrentar un desastre natural como el tsunami. La evacuación se dio por una escalera empinada, sin víctimas humanas, solo materiales, tras la destrucción del pueblo Jike, por el paso del tsunami.
La tercera lección es la de invertir en defensas de ingeniería «duras», un ejemplo serían los diques marinos, rompeolas en alta mar, o los diques contra inundaciones, aunque sea buena, no asegura la protección de vidas humanas, ante los desastre naturales, debido a que pueden superar las defensas, por ello en Japón no se han implementado la idea de la las medidas duras.
En Watari, 2011, no se pudo evitar incluso teniendo un rompeolas de escombros seguido de un muro de cinco metros de altura, dejando a la mitad de la ciudad bajo el agua y cientos de muertes por el tsunami. Se ha demostrado la poca efectividad de estrategias de protección existentes, en los últimos 20 años de tsunamis, y causando graves daños en las medidas de seguridad, rompeolas y estructuras.
Dejando un daño en las infraestructuras de la mayoría de construcciones, menos en las centrales eléctricas, que están construidas precisamente para soportar el paso de los tsunamis, y se buscaría nuevos diseños de ingeniería para perder solo la mitad de las funciones tras un impacto de desastre natural.
Para los ingenieros japoneses, el paso del tsunami de 2011, generó la creación medición de tsunamis, en dos niveles. Los de nivel 1 se dan con más frecuencia, son menos peligrosos, se dan una vez por siglo aproximadamente. Y el nivel 2 es de magnitudes aún mayores a las que se enfrentan las zonas costeras, un ejemplo los tsunamis en Océano Índico 2004, Japón 2011.
El principal objetivo de crear las centrales eléctricas, se da para que actúen como, un disminuyendo en el tamaño del tsunami, al desbordarse sin ser destruidas, además de brindar más tiempo de llegada a los tsunamis y permitir la evacuación; por ende se debería estructurar las ciudades costeras de una mejor manera, y ubicar las construcciones en zonas altas.
Y velar por los ecosistemas que pueden ser empleados por la construcción de infraestructuras, como el fortalecimiento de los arrecifes de coral al tener una armadura de roca o sacos de arena, o la plantación de bosques costeros que se vuelvan zonas de amortiguación, con un costo menor y ecológico que la construcción de muros altos.
Pese a avances, este conocimiento no se comparte por todo el mundo, incluso falla al informar a habitantes de sectores con peligro de inundaciones. El clima y el cambio que tiene actualmente debido al cambio climático, se vuelve más común estos desastres naturales, por el incremento de los niveles del mar. Que al no ser la causa de ellos, si puede empeorar su llegada, aún teniendo desafíos , se puede preparar a la población, minimizar el impacto que causaría y la protección de millones de vidas.