Tras dos meses de tregua, Israel reanudó el 18 de marzo su ofensiva en la Franja de Gaza, afirmando que la presión militar es la única manera que existe para obligar a Hamás a devolver al más de medio centenar de rehenes, muertos o vivos, que aún mantiene retenidos.
Israel ha iniciado una nueva ofensiva terrestre en Ciudad de Gaza, específicamente en el barrio de Shujaiya, con el objetivo de ampliar la zona de seguridad a lo largo de la frontera con Israel y Egipto.
Los soldados «permiten la evacuación de civiles de la zona de combate mediante vías organizadas para su seguridad», aseguró el ejército sin dar más precisiones.
En una declaración, las FDI dijeron que se trata de «actividades terrestres específicas en el centro y sur de Gaza», cuyo objetivo sería ampliar la zona de seguridad y crear un corredor parcial entre el norte y el sur de la Franja.
La incursión terrestre se produjo un día después de que aviones de combate israelíes lanzaran una oleada de bombardeos sobre Gaza, poniendo fin a una frágil tregua que estaba en vigor desde enero y causando más de 400 muertos, de acuerdo con el Ministerio de Salud de Gaza.
La ONU informó que uno de sus empleados en Gaza había muerto como consecuencia de «la explosión de una munición que cayó o fue disparada» contra el edificio de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés).
La casi totalidad de los 2,4 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados por los combates y viven en condiciones muy duras mientras Israel impide la entrada de ayuda humanitaria al devastado territorio .
Netanyahu afirmó el miércoles que las fuerzas israelíes están «fragmentando la Franja de Gaza y aumentando la presión poco a poco para que nos devuelvan a los rehenes».