El ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja Muhammad Asif, ha lanzado una dura advertencia a Afganistán, afirmando que la falta de un acuerdo de paz durante las conversaciones en curso en Estambul, Turquía, podría conducir a una «guerra abierta». Estas declaraciones se producen en medio de una escalada de tensiones y un frágil alto el fuego tras los mortíferos enfrentamientos fronterizos a principios de este mes.
Las conversaciones de Estambul, tienen como finalidad establecer un mecanismo de cumplimiento a largo plazo del reciente alto el fuego. Según informes, este se ha mantenido durante cuatro o cinco días, lo que indica un interés mutuo en la paz. Sin embargo, el ministro de Defensa, Asif, enfatizó que sin un acuerdo concreto, Pakistán no tendrá más remedio que recurrir a la acción militar.
La frontera entre Pakistán y Afganistán ha sido un foco de violencia, con ambas partes acusándose mutuamente de albergar a militantes responsables de ataques transfronterizos. Pakistán ha alegado que los talibanes afganos proporcionan refugio a grupos que atacan territorio pakistaní, mientras que los talibanes niegan estas acusaciones y afirman que las acciones militares de Pakistán violan la soberanía afgana.
El cierre de cruces fronterizos, como Torkham y Chaman, ha agravado la situación, provocando una grave escasez de productos esenciales en ambos países. Los comerciantes reportan pérdidas debido a la imposibilidad de transportar productos perecederos, con pérdidas diarias estimadas entre 40.000 y 250.000 rupias pakistaníes por comerciante.
El impacto económico ha sido especialmente duro para los consumidores, con el aumento vertiginoso de los precios de los productos básicos. En Pakistán, el precio de los tomates se ha quintuplicado desde principios de mes, y otros productos esenciales como el pimiento también han experimentado aumentos de precio.
La preocupación humanitaria aumenta a medida que continúa el cierre de la frontera, y tanto los comerciantes afganos como los pakistaníes enfrentan pérdidas crecientes. La interrupción ha detenido el flujo de productos esenciales, como suministros agrícolas y carbón afganos que se dirigen al sur, y productos farmacéuticos, cemento, artículos quirúrgicos y textiles pakistaníes que se dirigen al norte, lo que ha provocado el deterioro generalizado de productos perecederos, camiones varados y presiones inflacionarias.
