Home Salud Médico del hospital Enrique Garcés, en Quito, confirma que tomó dióxido de cloro y se salvó del COVID-19

Médico del hospital Enrique Garcés, en Quito, confirma que tomó dióxido de cloro y se salvó del COVID-19

by Kelvin Jarama

El médico intensivista, Ernesto Pazos, jefe de cuidados intensivos del hospital Enrique Garcés, en Quito, asegura que tomó dióxido de cloro y se salvó del COVID-19. El testimonio lo dio ante la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional donde médicos y representantes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), expusieron sus testimonios sobre uso y además estudios científicos que insisten que no hay evidencia.

Ernesto Pazos, este 17 de julio, contó su experiencia personal a los legisladores. Relató que hace cinco meses aproximadamente empezaron a recibir pacientes que posiblemente no eran COVID-19, una de ellas era una paciente con un aborto que llegó con choque séptico y la atendió, pero al día siguiente hizo un fallo respiratorio agudo y luego de hacer las pruebas de COVID salió positiva, pero él se expuso sin medidas de protección.

Para el viernes de esa semana, el médico comenzó con una sintomatología, se realizó exámenes y recibió oxígeno incluso, pero “en realidad estuve al borde de la muerte y a través de las redes sociales encontré en Suiza al doctor Kalcker, quien me dijo que tenía la única oportunidad de tomar dióxido de cloro; pedí evidencia, pero cuando uno está en ese abismo toma lo que quiera”.

Contó que estaba complicado en su salud, que solo tomaba acetaminofén con una evidencia real de un estado de muy alta gravedad y al borde de pasar a un estado crítico; “empecé a tomar el dióxido de cloro, con las ilusiones mínimas para ver qué pasa, empecé a tomar y tomar eso era el sábado, y en la noche empecé a estabilizarme y el domingo estaba sin fiebre ; entonces, me dije si esto funciona o no, pues no hay estudios, y el lunes estuve bien e incluso fui a trabajar”. Luego, dijo, se hizo una prueba PCR, y salió negativo.

Decisiones al filo de la muerte

En su testimonio el médico intensivista comentó que cuando una persona está al filo de la muerte, lo que busca es una solución; y reconoce que el dióxido de cloro no tiene evidencia, de que si es algo tóxico aún se tiene que hacer los estudios, y para ello pidió a la Asamblea que se permita hacer esos estudios y se logre una autorización del ARCSA.

Además dijo que las fundas de transfusiones sanguíneas están desinfectadas con dióxido de cloro y los sistemas de hemodiálisis son desinfectados por dióxido de cloro. Por lo tanto, añadió que en cantidades tan bajas como lo que se sugiere tomar, “creo que no llega a ser tan tóxico”.

Preguntó a los asambleístas que ¿si están en peligro su vida y se presenta esa opción no lo harían?, no hubo respuesta. Pazos, aclaró que él no lo está suministrando a los pacientes de terapia intensiva en el hospital Enrique Garcés, porque el ARCSA no lo permite, pero que conoce a otros pacientes que lo han hecho y también su propia experiencia con un estado de gravedad máxima.

En el hospital donde ahora presta sus servicios Ernesto Pazos, se atiende a 300 pacientes diarios que llegan con síntomas de COVID-19, algunos apenas se bajan del taxi y mueren, relata.

No hay evidencia del dióxido de cloro

Ante la Comisión de Salud también acudieron los médicos María Belén Mena, Enrique Terán y Gina Watson, representante de la OPS en Ecuador quienes coincidieron en señalar que no existe evidencia científica que el dióxido de cloro sirve para curar a pacientes con COVID-19.

Los tres profesionales pidieron al Estado afianzar más el control de la publicidad engañosa sobre los productos naturales y los productos relacionados con dióxido de cloro; que el Estado debe garantizar el acceso a medicamentos de calidad, seguros y eficaces.

Mena comentó que no existen datos que permitan afirmar que el dióxido de cloro sea seguro, eficaz o de calidad; que se necesita prudencia y paciencia; y lo que funciona ante la pandemia del COVID-19 es el distanciamiento, tapabocas y lavarse las manos de manera constante.

La OPS en cambio recomienda fortalecer la notificación a la autoridad regulatoria nacional de medicamentos de cualquier evento adverso ligado al consumo de productos que contengan dióxido de cloro, derivados de cloro o cualquier otra sustancia que se presenten con indicación de tratamiento del COVID-19.

Además recomendó a las autoridades sanitarias vigilar la promoción de productos con supuestas propiedades terapeúticas para combatir el COVID-19, a través de los medios de comunicación. 

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