Este sábado 1 noviembre, arrancó en el país la campaña oficial para el referéndum y plebiscito. Con ello, el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio el pistoletazo de salida a la campaña, superando los últimos obstáculos legales y organizativos.
En ciudades como Quito, Guayaquil y otras capitales de provincia, simpatizantes tanto del «NO» como del «SÍ» se congregaron para realizar mítines, campañas de carteles y movilizaciones callejeras con el fin de generar conciencia pública y convencer a los votantes de sus posturas.
Los cuatro temas centrales del referéndum incluyen la autorización de bases militares extranjeras, la reforma de la estructura del Estado mediante una Asamblea Constituyente, la reducción del número de representantes en la Asamblea Nacional y la abolición del financiamiento estatal a los partidos políticos; cuestiones que podrían transformar profundamente el sistema político ecuatoriano.
El CNE ha emitido normas claras con antelación, regulando el registro de las organizaciones de campaña, las restricciones a las encuestas y la publicidad electoral, así como el control de los fondos estatales. Con el lanzamiento oficial de la campaña, varias decenas de movimientos han sido aprobados y ahora están autorizados a promocionar sus posturas.
Los medios digitales, las redes sociales y la mensajería móvil desempeñan un papel cada vez más central, incluso antes del inicio oficial de la campaña, se observó una fuerte actividad en línea, particularmente por parte del bando del «SÍ», lo que generó interrogantes sobre el cumplimiento de las normas de campaña y la igualdad de trato para todos los participantes.
Dirigentes de la sociedad civil y analistas políticos, consideran esta fase la determinante para el desarrollo democrático de Ecuador, ya que el resultado refleja el clima político actual, y podría conducir a cambios institucionales a largo plazo.
Con el lanzamiento oficial, la ciudadanía ecuatoriana entra en un período intenso de debate político en el que la información, el diálogo y la participación determinarán el futuro del país; un momento que probablemente servirá como prueba de fuego para la confianza en la democracia.