El 10 de octubre de 2024, la central hidroeléctrica Mazar dejó de operar durante 19 horas. Esta medida se tomó para conservar el agua en su embalse, que había alcanzado niveles críticos, y debido a la mejora en la operación de la central Coca Codo Sinclair, la más grande del país. Esta última incrementó su producción de energía gracias a las lluvias en la Amazonía, lo que permitió compensar el cierre temporal de Mazar.
Según la ministra de Energía (e), Inés Manzano, la central hidroeléctrica Mazar reanudó sus operaciones a las 20:00 del mismo día. Durante las horas de inactividad, Coca Codo Sinclair aportó 1.000 megavatios, lo que ayudó a mantener el suministro eléctrico. Aunque Coca Codo puede generar hasta 1.500 megavatios, normalmente produce alrededor de 700, por lo que su rendimiento fue notablemente superior.
El embalse de Mazar alcanzó un nivel crítico al caer a 2.112,7 metros sobre el nivel del mar en la madrugada del 10 de octubre, cuando el mínimo operativo es de 2.115 metros. Para las 19:00, el nivel había subido ligeramente a 2.112,9 metros, pero seguía estando por debajo de lo necesario para operar con normalidad. La central había estado operando por debajo de este valor desde el 8 de octubre, lo que generó preocupación entre los técnicos.
Un informe del Cenace, emitido el 2 de octubre, había advertido que si el embalse descendía a 2.110 metros, sería necesario suspender completamente la operación de Mazar para evitar daños mayores. Esto subraya la importancia de gestionar adecuadamente los niveles de agua en los embalses, pues el control de estas infraestructuras es crucial para el suministro eléctrico del país.
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