Desde el 23 de septiembre de 2024, Ecuador ha estado enfrentando cortes de luz que han impactado significativamente la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. Estos apagones han complicado la labor de los servicios de emergencia, incluyendo bomberos, policías y agentes de tránsito, quienes han visto un incremento notable en los incidentes que requieren su atención. La falta de electricidad ha llevado a un aumento en los accidentes de tránsito y emergencias domésticas, lo que ha generado preocupación entre las autoridades y la población.
Durante el primer mes de los apagones, se registraron 163 accidentes de tránsito, lo que representa un aumento en comparación con los meses anteriores. La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) ha señalado que la ausencia de semáforos y la imprudencia de los conductores han sido factores determinantes en este incremento. A pesar de que el número de accidentes ha aumentado, las cifras de fallecidos han disminuido, lo que sugiere que muchos de los incidentes han sido menos graves.
El Cuerpo de Bomberos de Quito ha reportado un aumento en las emergencias domésticas, incluyendo caídas, quemaduras y pequeños incendios, muchos de los cuales han sido provocados por el uso de velas durante los apagones. En total, se han atendido 16 incendios estructurales desde el inicio de los cortes, lo que refleja un cambio en el patrón de emergencias que enfrentan los bomberos.
La situación ha puesto una presión adicional sobre los agentes de tránsito, quienes están lidiando con jornadas laborales extenuantes debido al aumento del tráfico y la falta de control en las intersecciones. La AMT ha reconocido que su personal es insuficiente para manejar el volumen de tráfico generado por los apagones, lo que ha llevado a la implementación de medidas temporales, como la reducción de turnos para permitir que los agentes descansen.
Ante la prolongación de los cortes de luz, que se espera continúen durante 14 horas al día, las autoridades están tomando medidas para mitigar el impacto en la seguridad vial y la salud de los agentes de tránsito. Se están redistribuyendo los recursos y se han incorporado más efectivos de la Policía Metropolitana para ayudar en la gestión del tráfico. La AMT también está analizando los datos de accidentes para optimizar la asignación de agentes en las vías más problemáticas.
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